Grande la noche en Logroño. Y grande su día. Con sus horas y sus minutos, con los tatamis y los cojines, con el uno-dos-tres-cuatro y la bilirrubina que nos subía a todos.
Es sólo una ilusión. Tan real que intento quitármela de encima como si fuera algo efectivo, como si pudiera aplastarla sobre la piel de mi brazo, como si de un golpe de calor se tratrase y pudiera sofocarlo con agua fresca, como si existiera un remedio aquí y ahora, o tal vez mañana. Y sigue siendo una ilusión. Y con otra ilusión se irá.
Porque ya no creo que pueda aguantar la misma historia otra vez. Primero con una, ahora con otra. Y luego, con aquella y la de más allá.
Eran incontables las lunas que brillaban sobre sus azoteas
o los mil soles espléndidos que se ocultaban tras sus muros..
Lo he acabado, llorando. Qué bonito y qué final.
- Tú ya lo sabes.
- ¿Qué es lo que sé?
- Que sólo tengo ojos para ti.
Que sólo tengo ojos para ti.
Que sólo tengo ojos para ti.
Que sólo tengo ojos para ti.
Que sólo tengo ojos para ti.
Dato importante: Ni me ves, ni me quieres ver.
El vídeo que Idoia hizo para Leyre en su despedida.
1 comentario:
Disculpa si por una vez paso por tu espacio sin comentar el contenido de tu entrada, pero quiero avisar a todos mis amigos de que he publicado la entrada número 200 de mi blog y me tomo un descanso, no sin antes agradecer todo el cariño y la amistad que siempre me das. Un beso con cariño,
V.
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