Mi propósito para el nuevo año será intentar no darme cuenta tan tarde de que he metido la pata.
Y por otra parte, a veces se pierden cosas. A mi madre le da mucha pena una vez que perdió a una buena amiga por, al fin y al cabo, tonterías. Y la cosa se zanjó cuando una se casó y no invitó a la otra a la boda. Y cuando la otra se casó, no invitó a la una. Hasta ahora.
¿Me casaré?
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Quién sabe.
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Que se lo pregunten a Natalia Lafourcade, en el 2000.
No han sido pocas las veces que Idoia y yo hemos cantado esta canción a tope en su coche. Nos encanta!
Dato importante: Se acabó el día de las inocentadas.
Adiós.