9 de abril de 2009

La noche de los chistes



Es más fácil que yo haga el camino de Santiago tres veces partiendo desde Moscú que Luis cuente un chiste sin que nadie le interrumpa.

Porque estábamos pocos pero la cosa estuvo bien. Creo que en una cena no nos habíamos quedado hasta tan tarde en mi casa.

Faltaba gente. YA.

Es que no sabéis..estaban todos escondidos en el baño.
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Y que conste: Yo venía a escribir cosas más profundas. Pero cada vez me hecho más para atrás cuando quiero contar algo de corazón aquí. Me las quedo para mí porque cada vez que quiero compartirlas me doy cuenta de que no puedo.
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Mañana es la procesión aquí en Estella. Estoy durante todo el año esperando ese día para oír los tambores dirigidos por mi padre retumbar por las calles. Todo el mundo en silencio y sólo ese ritmo paseando. Me pone la piel de gallina.

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QUIERO hacer
hoy algo más. Llevo toda la mañana en el monte y acabo de llegar pero me sabe a poco. Quiero darme una ducha y salir a dar una vuelta.
Me falta gente. Son invisibles.


No importa cómo lo digo o lo escribo.
En negrita o cursiva.
Importa qué cuento y qué vivo.
Y no me faltan ganas de que copilotes conmigo cada día.
Porque me sobran los motivos.
Aunque haga frío,
aunque hasta los posos del café de ayer lo nieguen.
Aunque sueñe despierta.
Aunque haya fuerte competencia.

No es un poema. Son rastros de miserias.


Dato importante 1:

ANTES LA MUERTE QUE DEJAR DE VIVIR.


Dato importante 2:

Francamente Marianito, creo que eres anormal.


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